él sin embargo, solía despertarse en torno a las 10..
Él, un chico reservado y algo despistado, ella una chica curiosa y perspicaz
Todas las tardes quedaban en el parque para comer pipas y hablar de sus cosas, ella siempre le hacía preguntas muy curiosas, o simplemente le contaba cosas que a él parecían incomodarle.
Una noche antes de dormir, él se sentía raro, se sentía mal consigo mismo, por no haberle contado a ella muchas cosas de su pasado, cosas que quizá ella debería de saber, aunque sin embargo, él tenía la sensación de que ella ya lo sabía, por la manera en la que le contaba cosas o se las preguntaba, pero, no podía ser, ¿Cómo iba a saber ella todo?
Al cabo de unos meses, ella ya sabía todo lo que él nunca le había contado, al menos no directamente, ya que si ella lo sabía era porque él, cada día en el parque sin darse cuenta lo había estado haciendo.
La noche del cumpleaños de él, ella le dio un regalo especial, le dijo:
-Toma, te devuelvo tu diario.
Él intrigado, le preguntó ¿Qué diario? Jamás he tenido uno. A lo que ella contestó, que siempre lo había tenido sólo que nunca se había decidido a escribirlo, y que a pesar de que había cosas que tal vez a ella no le habían gustado, era su diario, y parte de su vida y que ahora ella también formaba parte de el y que el pasado, es eso, pasado.
A partir de ese día, él guardó ese diario en un cajón con mucho cariño , y compro uno nuevo, para escribrir con ella una nueva historia en el parque. Su historia
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